miércoles, 11 de mayo de 2011



Después de algún tiempo sin salir ni publicar las lejanas, y últimas, salidas, si las hubiera habido, el 08/05/2011, domingo, organizamos una pequeña salida, en el Parque Natural de Hornachuelos, junto con unos viejos amigos y su perrito Kiko...

Teniendo en cuenta que las rutas de ese parque no son circulares, se llega al sitio de donde se sale, busqué, guiándome con Google Hearth, una ruta de unos 12km que nos permitiera volver al aparcamiento en la Zona de visitantes del Parque y pasar una bonita mañana en un día luminoso y con una temperatura ideal.

Una vez preparada la ruta e impresa en papel para tener referencias visuales del lugar y no perdernos, preparé un pequeño gps posicional, solo marca la posición de 3 lugares con el objeto de volver a ellos sin perdernos. Nunca se sabe lo que puede pasar.

Así que nos fuimos al Parque y, como previsto, los lugares eran preciosos, belleza aumentada por la gran cantidad de agua que corrían por los arroyos y llenaba alguna que otra laguna. Laguna que disfrutó Kiko al que vi, por primera vez, meterse dentro y nadar en el agua.

Las cosas se complicaron un poco cuando una parte del camino desapareció y nos encontramos en una zona por donde no se podía prácticamente pasar o con demasiada dificultad. Salimos de allí hacia un olivar que estábamos bordeando y seguimos el camino, mas o menos, esperado hasta encontrar la ruta oficial que nos llevaría hasta el Molino del sendero del Guadalora, donde nos paramos para reponer fuerzas. La bajada hacia el rió es empinada aunque muy bonita y tranquila donde disfrutas del encanto de la naturaleza con el cantar de los pájaros y el sonido del agua en su caminar por los arroyos...

Del Molino salimos para seguir la ruta programada y nos encontramos con que la realidad es bastante diferente de lo que se veía en Google... Como, pudimos y atravesando el rio varias veces, el agua estaba muy fresquita y agradable, algunos no nos quitamos ni los zapatos, fuimos avanzando sin encontrar el camino que nos permitiría ir hacia la ermita de san Abudio pasando por bonitos y relajantes paisajes..

Mi gps posicional me indicaba que nos alejábamos pero la colinas eran frondosas y altas y la tropa no estaba por subirla y enfrentarse a una larga, dura y, lenta subida entre matorrales y a saber que más, sin contar que esta cercada y no es fácil saltarla... Como nos temíamos, lo que tenía que pasar pasó, nos encontramos al final de la ruta en una carretera comarcal a varios km de Hornachuelos.

Allí nos encontramos con una pareja de Sevilla, con un bonito perro, que estaban en la misma situación que nosotros y allí decidimos ir juntos por la GR 48 que pensé sería fácil de tomar. Iluso de mí, las lluvias habían echo crecer enormemente las plantas y el camino que yo esperaba ancho era un camino, a veces, casi invisible... Caminamos y caminamos, y mi gps marcaba cada vez más distancia hacia nuestro coche...

Terminamos perdiendo la GR 48 y preguntándonos que hacer.... Después de un pequeño momento de indecisión, algunos querían volver y buscar la ruta y otros, yo, más insensato, quería ir campo a través en la dirección que indicaba el gps, o sea hacia el coche que marcaba 5km a vista de pájaro... Así se hizo y al poco tiempo encontramos la GR 48, ahora mas ancha y despejada de plantas que se confundía, a veces, con la vía pecuaria y que nos permitió seguir hacia el lugar de donde salimos.

La vuelta fue mas calurosa y algo más cansada por las empinadas colinas que había que subir. Los perros encantados pero buscando la sombra cada vez que se topaban con un lugar fresquito y mirándonos llegar ... Alguna gallina tuvo que salir corriendo ante la insistencia de kiko por perseguirla y al fin llegamos al pueblo donde, faltos ya de agua y sedientos, pedimos agua a unos niños que jugaban en el patio de su casa y buscamos un bar donde refrescarnos.

El descanso nos vino bien pues ya eran 19km los recorridos y el cansancio se notaba bastante. Después de un tiempo al fresquito y quedando aún 2km hasta el coche... Nos fuimos a buscarlo, solo los conductores, para volver a por el resto del equipo que nos esperaron, tranquilamente en la fresca y sombreada terraza del bar.

Y volvimos a casa que: Como en casa de uno no se está en ningún sitio.

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