Al llegar, vi un puesto de churros y no pude resistir a la tentación de comprar unos pocos. ¡Estaban muy buenos! pero el resto del grupo, excepto Miguel, no quisieron ayudar y tuve que comérmelos casi todos. Cierto es que, a la vuelta, no nos vino mal encontrarlos pues el hambre empezaba a apretar.
El día fue muy bonito y la temperatura ideal para salir por el campo.
Un saludo a todos